Corpus Christi (latín: Cuerpo de Cristo) o Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo es una fiesta de la Iglesia Católica destinada a celebrar la Eucaristía. Su principal finalidad es proclamar y aumentar la fe de la Iglesia Católica en Jesucristo presente en el Santísimo Sacramento.
La Celebración se lleva a cabo el siguiente jueves al octavo domingo después del Domingo de Pascua (es decir, 60 días después del Domingo de Pascua; formalmente es el jueves que sigue al noveno domingo siguiente a la primera luna llena de primavera del hemisferio norte).
Desde junio de 2014 está considerada fiesta de Interés Turístico Regional.
A finales del siglo XIII surgió un movimiento eucarístico en Lieja, Bélgica, cuyo centro fue la abadía de Cornillón, fundada en 1124 por el obispo Alberto de Lieja. Este movimiento dio origen a varias costumbres eucarísticas. Por ejemplo, la exposición y bendición con el Santísimo Sacramento, el uso de las campanillas durante la elevación en la Misa y la fiesta del Corpus Christi. Santa Juliana de MontCornillón, priora de la abadía en aquellos años, tuvo una visión referente al mayor culto a la Eucaristía en 1208. En 1246 el Obispo de Lieja aprueba la celebración del Corpus Christi en su Diócesis. Finalmente el 8 de septiembre de 1264 el Papa Urbano IV por medio de la bula Transiturus de hoc mundo hace extensiva dicha festividad a toda la Iglesia.
La muerte del Papa Urbano IV (el 2 de octubre de 1264), un poco después de la publicación de la bula, frenó la difusión de la fiesta. El Papa Clemente V tomó el asunto en sus manos y en el Concilio de Vienne (1311), ordenó una vez más la adopción de esta fiesta. En 1317 Juan XXII promulga una recopilación de leyes extendiendo la fiesta a toda la Iglesia.
Finalmente, el Concilio de Trento declara la costumbre de que todos los años, en determinado día festivo, se celebre el sacramento de la Eucaristía con singular veneración y solemnidad y que sea llevado en procesión por las calles y lugares públicos.
La primera procesión del Corpus que se celebra en España tiene lugar en Barcelona en el año 1322.
Así por toda España se fue extendiendo con gran rapidez la devoción Eucarística con estas manifestaciones populares de fe, hasta convertirlas en uno de sus cultos más fervorosos.
La procesión, en cualquiera de sus variantes, va a ser concebida como la “Marcha Triunfal del Pueblo de Dios”, es un elemento más de la teatralidad de la fiesta, incluso se podría decir que de los más relevantes. Pues, al igual que los grandes reyes y generales salían en procesión para celebrar sus triunfos, de esta forma, así sale el pueblo de Dios, para vitorear su triunfo sobre los herejes. Todos y cada uno de sus elementos, incluido el recorrido, tendrá su significado propio, dotado de un simbolismo místico y trascendente.
Las procesiones están presentes en la liturgia cristiana desde la aparición del culto público, como símbolo o celebración de algo. En la festividad del Corpus, ésta nace como prolongación de la misa, como deseo de ver la Sagrada Forma, para adquirir después, con el paso del tiempo, un sentido más purificador, porque es Dios mismo quien bendice a la ciudad.
En ella participan, en unión simbólica, todos los estamentos sociales sin excepción, por lo que es un buen espejo de la articulación social de cada época. Todos los grupos y clases participan y se colocan de forma ordenada según su posición en la pirámide social del momento. En una procesión, nada es casual, todo está muy bien estudiado y organizado, para que surta un determinado efecto entre los espectadores y actores.
La importancia de esta procesión a lo largo de la historia ha hecho que surja y se desarrollen entorno a ella una serie de componentes y elementos que han contribuido a su engrandecimiento y enriquecimiento. El engalanado de sus calles, la aparición de danzas que acompañan a la custodia, etc… En Porzuna a diferencia de otras procesiones, siempre se ha celebrado por la tarde, antes de que se ponga el sol como es tradición.
El domingo por la tarde el pueblo se transforma para recibir la procesión que tendrá lugar, como es habitual en este tipo de celebraciones, tras la misa de la tarde. Dentro de la iglesia los danzantes se sitúan en la parte delantera junto al Altar Mayor, y en cuanto termina la misa salen del presbiterio, y se colocan de rodillas hasta que el sacerdote levanta la Custodia para empezar la Procesión. A ella acuden todas las autoridades civiles, junto a los fieles que lo desean.
Una vez terminada la misa, el Sacerdote coloca la Sagrada Forma en el Viril de la Custodia y se inicia la Procesión, encabezada por los niños de primera comunión que van echado pétalos de rosa al suelo para que los danzantes, la Custodia y el resto del cortejo pasen por encima. Tras éstos, van los danzantes, que no dejan de danzar en ningún momento a lo largo del recorrido. La función de los danzantes en el ámbito popular, se entiende que es la de ir despejando el camino a la Custodia, que va inmediatamente detrás de ellos, protegida bajo el palio.
Detrás de la Custodia, la disposición de la Procesión está perfectamente organizada, encontrando a las autoridades civiles, con el alcalde al frente y cerrando el cortejo la Guardia Civil y todos los fieles que lo desean, pues es frecuente que muchos prefieran contemplarlo desde las aceras de las calles por donde transcurre el cortejo procesional.
El acompañamiento musical de la rondalla se sitúa a los lados del cortejo, para que la música lo inunde todo, cercanos a los danzantes, a los que acompañan con sones, junto a las castañuelas que hacen sonar cada uno de los danzantes. La procesión hace un recorrido de 2 km por las calles del pueblo, que dura aproximadamente dos horas y va efectuando paradas en todos los altares, comenzando en la calle Ciudad Real, siguiendo por las calles Escuelas, Toledo, Real, San Pantaleón, Caballero y luego camino recto a la iglesia, para finalizar antes de que se ponga el sol, pues la tradición manda que la danza finalice antes de esa hora.
Antiguamente se volvía a bailar con motivo de la Octava del Corpus, el domingo siguiente, con un recorrido menor y por la mañana. Hoy esta costumbre se ha perdido.
No se tiene ningún rastro documental de los orígenes de la fiesta en Porzuna, que nos asegure la fecha en la que comenzó a conmemorarse en la localidad. Sin embargo, parece que estaba muy ligada a las costumbres que se iban adoptando en la capital. Probablemente su fecha de inicio sea el siglo XIII, puesto que por esa fecha el Papa Urbano IV instaura la celebración del Corpus en toda la Iglesia Católica, y “La Fuente Porçuna” como se conocía antiguamente la villa, poseía iglesia propia independiente de la de Toledo.
En Porzuna, el día del Corpus se realiza una danza llevada a cabo por doce hombres o “danzarines” quienes han participado en este ritual por diferentes motivos a lo largo de la historia. En esta localidad, la danza que acompaña la procesión goza de gran importancia, ya que es uno de sus rasgos diferenciadores.
Al principio, los danzantes formaban parte de una hermandad, la del Cristo de la Vera Cruz, y bailaban los propios cofrades, pero a media que se fue diluyendo su presencia en la festividad, la tarea de danzar fue recayendo en los mozos del pueblo que lo hacían, primero como cumplimiento de una promesa, práctica que se mantuvo hasta la década de 1940 en que las danzas eran ofrecidas al Señor como promesa de una familia, por lo que dicha familia era la encargada de buscar a los hombres que iban a participar en la festividad de ese año.
Más tarde se ejecutaron de forma voluntaria, fórmula que se mantiene en la actualidad.
No se posee ningún rasgo documental acerca del origen de la danza del Corpus en Porzuna, pero algunos estudios sobre el pueblo la sitúan en la Edad Media, época en la que se instituyó y extendió la festividad del Corpus por toda Castilla.
El número de danzantes es doce, porque doce eran los Apóstoles de Jesús y doce eran las tribus de Israel; pero esta simbología oculta no puede apreciarse de forma externa, ya que los personajes no se diferencian unos de otros en su indumentaria o atributos, al vestir todos de forma semejante.
Antaño, los danzantes se preparaban semanas antes ensayando la danza por las calles de la localidad. En la actualidad, se ofertan diversos cursos de danza del Corpus, guitarra, bandurria y laúd, de forma gratuita (a través de la Universidad Popular), para fomentar que los más jóvenes de la localidad aprendan tanto el baile como la música de dicha tradición.
La preparación del espacio en que se desarrolla la procesión y por consiguiente la danza también ha sufrido modificaciones a lo largo de la historia, ya que todo deba hacerse en un corto periodo de tiempo, por lo que la decoración de sus calles comienza a prepararse horas antes de la procesión.
La danza que se lleva a cabo es muy pausada, en ella los brazos apenas se mueven, manteniendo uno levantado y el otro sobre el pecho. El ritmo lo marcan con los pies, pero apenas sin levantarlos del suelo. Se trata pues de un baile, siguiendo el compás de un fandango, aunque la posición de los danzantes difiera de la que habitualmente mantienen para este tipo de baile. Respecto a la ritualidad de la danza, es significativo que todos los danzantes bailen de espaldas, porque deben ir siempre de frente a la Custodia, como símbolo de respeto hacia la Figura de Cristo y la Sagrada Forma.
Según diversos autores la danza está inspirada en un pasaje del Antiguo Testamento, donde se relata el traslado del Arca de la Alianza.
“David y toda la casa de Israel, iban danzando delante del Arca, con todas sus fuerzas, cantando al son de cítaras, arpas, tambores, sistro y címbalos". Los doce se colocan en formación de tres filas de cuatro cada una y comienzan la danza en el interior de la iglesia, todos arrodillados ante Sacerdote. En el momento en que éste se dispone a salir en procesión con la Custodia, todos, que habían permanecido en actitud de adoración, se levantan al son de castañuelas y comienzan una danza de espaldas que no terminará hasta casi dos horas más tarde.
La rondalla (situada a un lado), que los va a acompañar durante todo el recorrido, comienza a tocar, y todos los danzantes empiezan a ejecutar la danza; uno a uno se irán arrodillando ante la Custodia para seguidamente salir dando una serie de pasos sencillos formando una sola fila.
Una vez fuera, volverán a su formación inicial en tres filas de cuatro, y bailarán moviéndose hacia atrás, hasta llegar al primer altar situado en medio de la calzada, donde volverán a realizar la genuflexión uno a uno ante el Santísimo para recibir la bendición que el sacerdote imparte a todos; siempre al son de las castañuelas. A medida que se cruzan y entrecruzan entre ellos (el movimiento seguido por el grupo, es similar al de una espiral que se va desenroscando), tras cada genuflexión, los danzantes emprenden su particular marcha atrás, para quedar todos ordenados en la formación inicial, esta vez detrás del altar.
Éstos ejecutan dos tipos de movimientos; unos individuales, de rotación, que son monótonos y muy simples; y otros de trasladación, que son los que dan movilidad al grupo. Todos van con los brazos en alto, a la altura de la cabeza; dando con los pies una serie de pasos sencillos que les permiten retroceder sin dificultad. Antes de cada genuflexión, giran sobre sí mismos, para caer después sobre la rodilla que hincan en el suelo y así sucesivamente. Al mismo tiempo que ejecutan estos movimientos, tienen que ir desplazándose hacia el lado derecho primero y hacia delante después, para permitir que las filas se vayan deshaciendo en esa especie de espiral que les llevará a formar la hilera y les permitirá volver a su formación inicial.
Este ceremonial se repite una y otra vez durante todo el recorrido procesional. A lo largo del mismo se harán paradas ante todos los altares dispuestos sobre la calzada por donde transcurre la procesión.
La preparación de las calles ha sufrido diversas modificaciones a lo largo de la historia, atendiendo a las necesidades del momento.
Antiguamente, los vecinos adornaban los balcones de sus casas con mantones de Manila, banderas y flores. Algunos de ellos también a modo de promesa ofrecían altares que se colocaban en el centro de la calle donde el Sacerdote se detiene para rezar una oración y los danzantes se arrodillan ante la Custodia y el Altar. Estos estaban decorados con flores, mantos, cojines bordados (donde el Sacerdote se arrodilla para rezar), y algunas imágenes relativas al Santísimo.
A lo lardo del recorrido se realizaban alfombras y grandes arcos con plantas aromáticas (ajedrea, tomillo, albahaca…) que marcaban el recorrido de la procesión y enlazaban unos altares con otros.
En la actualidad estos preparativos se realizan horas antes de que comience la Procesión y han sufrido algunos cambios. Se han sustituido las alfombras de monte por alfombras de serrín y virutas de madera teñida, ya que muchas de estas plantas están protegidas y está prohibida su tala. Aunque siguen realizándose los arcos con monte, ya no se utiliza este tipo de plantas. Para ello se utilizan las ramas de los árboles que se han podado en el parque y otras dependencias municipales. Suelen ser hojas de laurel, eucalipto, etc…
Como nuevo motivo decorativo se han incluido arcos de tela (grana y blanco, haciendo referencia a la bandera de Castilla-la Mancha) que guían el recorrido de la procesión.
La indumentaria que visten los danzantes es la misma para todos; aunque su simbología sea la de los doce Apóstoles, ninguno de ellos va ataviado con ningún atributo distinto o específico. Todos los trajes son iguales y típicos de esta zona, únicamente se detecta alguna pequeña diferencia en el color y bordados del mantón y en el pañuelo que llevan anudado al pelo.
El traje que visten está formado por una camisa blanca, una faja azul, un calzón negro hasta media rodilla con las perneras bordadas, botones dorados, puntillas y lentejuelas. Llevan medias de hilo blanco y alpargatas del mismo color decoradas con bordados de motivos florales. Cruzándoles el pecho llevan un mantón de Manila sujeto con alfileres, prenda de indumentaria femenina festiva que aquí se muestra como un ejemplo de riqueza. En la cabeza se atan un pañuelo (normalmente de seda) sobre las sienes anudado a un lado, cayendo sobre el hombro izquierdo y adornando con un broche en el nudo.
Como instrumento musical llevan castañuelas, cuyos sones les sirven para marcar el ritmo de la danza, a la vez que los instrumentos de cuerda acondicionados por los componentes de la rondalla que los acompaña en todo momento.
En Porzuna la Fiesta del Corpus comienza a primeras horas de la mañana, cuando los danzantes, tras asistir a la primera misa del día cantan los “Buenos Días” al Sacerdote y las autoridades civiles (alcalde/a, juez de paz, etc.
…).Antiguamente los danzantes iban montados a caballo y ataviados con sus mejores galas. Acompañados por guitarras comenzaban a cantar para saludar a las autoridades. Hoy en día, aunque el ritual se mantiene, los protagonistas del mismo han cambiado. No son únicamente los danzantes quienes cantan los “Buenos Días”, les acompaña la rondalla de la localidad y todos aquellos vecinos que desean participar en la fiesta. Otras de las modificaciones sufridas por esta fiesta es que los danzantes ahora van a pie, ya que no todos poseen de caballos para hacer el recorrido. Pese a esto, algunos jóvenes de la localidad, vestidos con el traje típico de la localidad, acuden en caballo para acompañar al cortejo.
Una vez que los danzantes saludaban a las autoridades con su coplilla, éstas les ofrecían un aperitivo a base de productos típicos de la zona (rosquillas, flores, bizcochos, refrescos, café, chocolate, etc...). Como agradecimiento, los mozos bailaban el fandango y jota de Porzuna. Esta práctica se ha extendido a lo largo de los años, de modo que en los últimos años el grupo de baile municipal se ha unido al cortejo. En la actualidad no sólo se cantan “Los Buenos Días” al Sacerdote y autoridades de la localidad, ya que muchos vecinos organizan pequeños aperitivos en sus calles para que los danzantes, rondalla y bailarines acudan a sus casas para cantar y bailar. De modo que la fiesta se alarga hasta el medio día, cuando los vecinos acuden a la Plaza Mayor para degustar la limonada que el Ayuntamiento prepara para todos los vecinos.
Al ser Porzuna zona ganadera, antiguamente casi todos sus habitantes tenían algún caballo, pero con la llegada de la mecanización del campo, sufrió un cambio la forma de vida de los lugareños, reflejada en que cada vez más, estos animales van escaseando.